
Con la llegada del otoño, las enfermedades respiratorias se vuelven más frecuentes, y una de las infecciones que merece especial atención es el coqueluche o tos convulsiva. Esta enfermedad, causada por la bacteria Bordetella pertussis, se propaga con facilidad a través de las gotículas expulsadas al toser o estornudar, representando un riesgo significativo para la salud pública.
Si bien el coqueluche puede afectar a personas de todas las edades, los lactantes y niños pequeños son los más vulnerables, ya que pueden desarrollar complicaciones graves, como neumonía, convulsiones o apnea. Por ello, es fundamental estar alerta ante los síntomas, que incluyen accesos de tos intensa, dificultad para respirar y, en algunos casos, vómitos tras los episodios de tos.
Para reducir el riesgo de contagio, se recomienda mantener una correcta higiene respiratoria, lavarse las manos con frecuencia y, sobre todo, asegurarse de que el esquema de vacunación esté completo. La vacunación es la herramienta más efectiva para prevenir esta enfermedad y proteger a los más vulnerables.
Este otoño, estar informados y tomar medidas preventivas puede marcar la diferencia en la lucha contra el coqueluche.
Afortunadamente, la tos convulsiva se puede prevenir mediante un esquema de vacunación que forma parte del Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI). Este esquema contempla la administración de vacunas en distintas etapas de la vida:
Esquema de vacunación contra el coqueluche
- A los 2 meses: Vacuna hexavalente.*
- A los 4 meses: Vacuna hexavalente.
- A los 6 meses: Vacuna hexavalente.
- A los 18 meses: Refuerzo con vacuna hexavalente.
- En primero básico: Refuerzo con vacuna dTp acelular (dTpa).**
- En octavo básico: Refuerzo con vacuna dTp acelular (dTpa).
*La vacuna hexavalente también protege contra la difteria, el tétanos, la hepatitis B, la poliomielitis y enfermedades causadas por Haemophilus influenzae tipo b.
**La vacuna dTp acelular (dTpa) también brinda protección contra la difteria y el tétanos.
Además de este esquema de vacunación para lactantes y niños, el Ministerio de Salud ha incorporado la vacuna dTpa para mujeres con 28 semanas de gestación. En esta etapa, la placenta transfiere la mayor cantidad de anticuerpos al feto, proporcionando protección temprana contra la enfermedad.
Síntomas del coqueluche o tos convulsiva
El coqueluche tiene un periodo de incubación prolongado. Según la Clínica Mayo, los síntomas pueden tardar entre 5 y 10 días en aparecer, aunque en algunos casos pueden demorar hasta tres semanas.
En sus primeras etapas, la tos convulsiva suele manifestarse con síntomas leves similares a los de un resfriado:
- Goteo nasal.
- Fiebre leve.
- Tos ocasional y leve.
Sin embargo, a medida que la enfermedad progresa, los síntomas se agravan, presentando:
- Ataques de tos rápidos y seguidos.
- Vómitos durante o después de los episodios de tos.
- Fatiga extrema.
- Cambio en el color del rostro (enrojecimiento o tonalidad azulada por falta de oxígeno).
En muchos casos, la tos finaliza con un sonido característico similar a un grito o chillido agudo. Sin embargo, en los lactantes más pequeños, la tos puede no estar presente y, en su lugar, pueden sufrir episodios de apnea (interrupción de la respiración).
Complicaciones y tratamiento
El coqueluche puede afectar a cualquier persona, pero en niños pequeños puede manifestarse de forma más severa, requiriendo hospitalización en algunos casos. Las complicaciones pueden incluir:
- Neumonía.
- Convulsiones.
- Daño cerebral por falta de oxígeno.
- En casos extremos, incluso la muerte.
El tratamiento suele incluir antibióticos, que pueden ayudar a reducir la propagación de la enfermedad si se administran en las primeras fases. Sin embargo, no siempre alivian la tos inmediatamente, ya que esta puede persistir durante semanas.
Importancia de la prevención
Dado que el coqueluche es altamente contagioso y puede tener consecuencias graves, la mejor estrategia para evitar su propagación es la prevención mediante la vacunación. Además, se recomienda:
- Lavarse las manos con frecuencia.
- Evitar el contacto cercano con personas enfermas.
- Cubrirse la boca al toser o estornudar.
- Consultar a un médico ante cualquier síntoma sospechoso.
Ante la sospecha de tos convulsiva, es fundamental acudir al proveedor de salud para recibir el diagnóstico y tratamiento adecuado. La protección de los más vulnerables, especialmente lactantes y mujeres embarazadas, es clave para reducir el impacto de esta enfermedad en la comunidad.