Cómo Resistir la Presión de Grandes Corporaciones
En el complejo mundo de los dominios de Internet, a veces un simple ciudadano, con un objetivo tan inocente como registrar un nombre de dominio para un proyecto personal, puede verse envuelto en una situación inesperada y aterradora. Esta semana he conocido dos casos que ejemplifican claramente este tipo de malas prácticas. Un particular común y corriente inscribe un dominio de Internet para alguna actividad de su interés, digamos, un nombre como lindocristal.cl. De pronto, se entera de que una gran empresa, como la Compañía Cervecerías Unidas (CCU), que tiene una cerveza llamada Cristal, ha desarrollado un repentino interés en el dominio registrado por este particular. Actuando a través de un imponente estudio de abogados, la empresa parece dispuesta a todo para obtenerlo.
El Protagonista y el Enfrentamiento Desigual
Nuestro protagonista, que solo quería un nombre de dominio para un proyecto personal, se encuentra de repente ante la posibilidad de un juicio. Se enfrenta a abogados con expresiones severas, lenguaje incomprensible y una parafernalia jurídica intimidante. Peor aún, algunos de estos abogados recurren a tácticas éticamente cuestionables: no es raro que amenacen con cárcel, invocando delitos contra la propiedad industrial y el derecho marcario, aunque en realidad se trata de amenazas vacías diseñadas para asustar, con gran éxito, a personas comunes y corrientes, e incluso a sindicatos y asociaciones.
Este tipo de tácticas pueden llevar a nuestro protagonista al pánico, haciéndole abandonar sus legítimas pretensiones e intereses. Y es en ese preciso momento cuando todos perdemos: la información, productos, servicios o entretenimiento que él pretendía ofrecer al mundo nunca llegarán a ver la luz. Se cierra una ventana de oportunidad.
La Estrategia de las Grandes Empresas y los Estudios de Abogados
Lo que suele suceder en estos casos es que la gran empresa ni siquiera es consciente de la situación en detalle. Simplemente ha contratado a un estudio de abogados para proteger sus derechos. Este estudio de abogados tiene a una persona encargada de revisar constantemente el sitio del registrador de nombres de dominio (NIC Chile). Apenas detecta algo que se parezca remotamente al nombre de la empresa o a los productos y servicios que representa, solicita la revocación del dominio y, en paralelo, informa a su cliente sobre un supuesto «grave problema». El abogado convence a la empresa de que si no toma medidas inmediatas, su reputación y ventas podrían verse seriamente afectadas. Lamentablemente, muchas grandes empresas caen en esta trampa y se ven arrastradas a litigios sobre cuestiones que, en realidad, ni siquiera deberían importarles.
El Héroe y Sus Sencillas Reglas para Resistir la Presión
Si nuestro protagonista resiste la presión, lo elevaremos a la categoría de «héroe». Y lo cierto es que, siguiendo algunas sencillas reglas, su éxito está prácticamente asegurado:
- Primero en Llegar, Primero en Servir: El primer solicitante, es decir, nuestro héroe, tiene un derecho preferente por haber inscrito el dominio primero. Esta regla se conoce como «first come, first served». Además, en caso de un juicio arbitral, NO PAGA los costos del juicio y puede representarse a sí mismo, sin necesidad de un abogado.
- Nunca Intente Vender el Dominio: Nuestro héroe NUNCA debe intentar vender el dominio, a menos que reciba una oferta por escrito. Una trampa común es que la parte contraria simule interés en comprar el dominio, pidiendo una oferta por correo. Luego, esa oferta es presentada ante el juez árbitro como prueba de especulación y mala fe por parte de nuestro héroe.
- Construya su Sitio Web: Es crucial que el sitio asociado al dominio en disputa esté en funcionamiento. El juez árbitro examina si el dominio se está utilizando y si su contenido no se parece al del demandante. Tener un sitio web activo y único puede ser la diferencia entre ganar y perder.
El Juicio: La Estrategia de la Empresa y la Defensa del Héroe
Si el juicio o arbitraje llega a producirse, la empresa argumentará que nuestro héroe es un aprovechado que intenta beneficiarse del buen nombre, prestigio y fama que la empresa ha construido con tanto esfuerzo. Además, afirmarán que poseen registros marcarios que los protegen y les otorgan privilegios sobre el nombre en cuestión, sugiriendo que todo el mundo, incluso el universo entero, asocia esa marca con la empresa.
¿Qué debe alegar nuestro héroe en su defensa? En primer lugar, debe afirmar que llegó primero, que actuó de buena fe y que el uso que hace del sitio es legítimo. Si además se siente especialmente agraviado, puede investigar si su contrincante tiene otros dominios similares que no utiliza y acusarlo de «secuestro inverso de nombres de dominio» (reverse domain hijacking). Esta es una práctica abusiva en la que una gran empresa intenta apropiarse de un dominio registrado legítimamente por un particular, alegando derechos marcarios. Otra opción es buscar en el registro de NIC Chile otros dominios que contengan el mismo signo o nombre que el demandante reclama como propio, pero que pertenezcan a otras personas, demostrando así que el demandante no tiene problemas con la coexistencia de esos otros dominios.
El Orgullo de Resistencia
No hay muchos más trucos que estos. Salvo que el caso sea muy excepcional, nuestro héroe podrá retener el dominio con mínimas molestias y tendrá el orgullo de haber triunfado sobre un estudio jurídico que maneja un presupuesto mucho mayor al suyo. Y este triunfo no solo es de nuestro héroe, sino de todos aquellos que utilizan Internet para compartir información, productos, servicios y entretenimiento. Cada vez que alguien como nuestro héroe resiste la presión y defiende sus derechos, está contribuyendo a un Internet más libre y justo.
Reflexión Final
Este tipo de situaciones nos recuerda que, en un mundo donde el poder económico y jurídico a menudo parecen estar del lado de las grandes corporaciones, los derechos de los individuos no deben ser ignorados ni subestimados. Los dominios de Internet son una parte esencial del ecosistema digital y, en muchos casos, representan el esfuerzo, la creatividad y la iniciativa de personas comunes que desean compartir algo con el mundo. La defensa de estos derechos no solo es un acto de justicia, sino también una contribución al mantenimiento de un entorno digital diverso y accesible para todos.
Al final del día, lo que está en juego no es solo un nombre de dominio, sino el principio de que en Internet, al igual que en otros aspectos de la vida, la justicia y el respeto por los derechos de todos, sin importar su tamaño o recursos, deben prevalecer. Es un recordatorio de que la batalla por un Internet más justo es una lucha que vale la pena librar, y que cada pequeña victoria es un paso hacia un mundo digital más equitativo y democrático.