Repactar, refinanciar y renegociar. Estos tres términos son parecidos y, de hecho, se relacionan estrechamente, lo que ha propiciado que muchas personas los confundan. Los tres conceptos guardan relación con la solución a problemas de deudas. No obstante, cada uno consiste en un proceso distinto.
Estos conceptos entran al ruedo cuando una persona presenta inconvenientes para honrar sus compromisos financieros, como los pagos de monto mínimo o las cuitas impagas. Algunas instituciones bancarias brindan la opción de repactar la deuda de un crédito. No obstante, otras empresas optan por refinanciar o renegociar, que son alternativas diferentes para el mismo fin.
¿Qué es una deuda de crédito?
Se trata del dinero que debemos a una institución financiera tras haber recibido un crédito de su parte. El crédito es el préstamo que realiza un banco, con la finalidad de adquirir bienes, servicios o potenciar un negocio. A cambio, como beneficiarios, asumimos un compromiso de pago, el cual debemos llevar a cabo a futuro.
Además de las razones ya mencionadas, las deudas de crédito también pueden originarse a causa de gastos no contemplados o la cobertura de necesidades básicas. También pueden surgir por motivos poco razonables, como la manutención de un estilo de vida. Asimismo, pueden propiciarse por la consolidación de deudas.
¿Repactar, Refinanciar o Renegociar un crédito? Definiciones y diferencias
Repactar
La repactación consiste en un proceso en el cual puede establecerse la forma de saldar una deuda una o múltiples cuotas de atraso. Para esto, el banco o el acreedor estipulan las condiciones del pago, mientras que el deudor solo puede decidir si las acepta. De no hacerlo, tendrá que hacer frente a las consecuencias propias de la mora.
Cuando se hace repactación, existe la posibilidad de que incremente el monto de la deuda y, por ende, se extienda el plazo de pago. Esto se debe a que las cuotas se tornan más económicas o accesibles. No obstante, también puede ser una solución adecuada para el deudor, pues los pagos mensuales serán más fáciles de honrar.
Refinanciar
Para la refinanciación, no es necesario estar en mora. Este procedimiento solo implica la solicitud de un nuevo crédito, manteniendo el pago de las cuotas correspondientes al préstamo inicial.
La refinanciación hace posible la negociación de nuevas condiciones para pagar el crédito. Tales condiciones suelen consistir en mantener la misma cuota o disminuir su monto en pro de un mayor plazo de pago. También pueden abarcar el acuerdo de una tasa de interés más apropiada. Al asumir las nuevas condiciones, el deudor puede permitirse la reorganización de su presupuesto.
Lo negativo de esta opción es que se traduce en un nuevo compromiso financiero, lo que aumenta las deudas. Si el deudor es capaz de administrar correctamente su presupuesto, esto no debería suponer un problema.
Para proceder a la refinanciación, es crucial contar con un historial financiero positivo. Además, el deudor debe presentar documentos que avalen su capacidad para saldar las deudas que conlleve el nuevo crédito. La documentación puede consistir en facturas de pago o constancias que comprueben su antigüedad laboral.
Renegociar
La renegociación es completamente diferente de la repactación y la refinanciación. Solo puede ejecutarse en el marco de la Ley de Reorganización y Liquidación de Activos de Empresas y Personas, también denominada “Ley de Quiebras”.
Este procedimiento consiste en acordar nuevas condiciones de pago con la entidad financiera. En este caso, el deudor compromete sus bienes para asegurar el pago, mientras que el acreedor decide si acepta o no esta garantía. De esta manera, el acreedor recupera parcialmente lo adeudado, mientras que el deudor se adapta al nuevo proceso, lo que mejorará su historial financiero.
¿En qué se diferencian los tres procesos?
Si bien los tres conceptos hacen referencia a la reorganización de los pagos de una deuda crediticia, cada uno es completamente diferente.
Por un lado, la repactación aplica en caso de que haya una o más cuotas en atraso. Su ejecución consiste en el establecimiento de nuevas condiciones de pago, generalmente en acordando cuotas más bajas. No obstante, eso alarga el plazo de pago y aumenta la deuda.
A diferencia de el concepto ya mencionado, la refinanciación funciona para cambiar las condiciones de pago por otras mejores. Esta modificación se hace en pro de saldar la deuda de un préstamo ya existente, el cual no registra morosidades. La idea es que deudor y acreedor concuerden en tres factores: tasas de interés adecuadas, alargamiento de plazos de pagos y/o cuotas de menor monto.
Asimismo, la renegociación se diferencia de la repactación y la refinanciación debido a su complejidad. Entra en juego si el deudor no tiene la capacidad de honrar sus compromisos financieros y requiere de una reestructuración de su situación. La renegociación solo puede llevarse a cabo bajo la Ley de Quiebras.